sábado, 4 de abril de 2020

ESPAÑA: Una epidemia en la que todas las cifras son una incógnita.

Los datos que publica cada mañana el Ministerio de Sanidad son aproximaciones, pero están lejos de describir fielmente el avance de la Covid-19 en España.


Cada día, a las 11.30, un informe del Ministerio de Sanidad con los datos de la noche anterior sirve de fotografía para saber cómo avanza la epidemia de Covid-19 en España. Pero no es más que una referencia. Ni los casos reflejan (ni aproximadamente) los contagios del país, que son una incógnita; ni las muertes son todas las que causa el coronavirus; ni siquiera está claro qué quiere decir el número de personas que han pasado por la UCI.
Fernando Rodríguez Artalejo, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que lo más fiable son las hospitalizaciones, y que eso es lo que mejor orienta a los especialistas a la hora de tomar decisiones. ¿Es posible frenar una epidemia sin tener certeza de a cuánta gente afecta ni cómo? “Hay medidas que sabemos que funcionan más allá de esas limitaciones, como el distanciamiento social, la etiqueta respiratoria y la higiene. Pero sí será importante tener cifras más precisas para saber cómo modificar las medidas que se han tomado”, responde este especialista.
En opinión de Pedro Gullón, vocal de la Sociedad Española de Epidemiología, cuanta mayor precisión haya en los datos, mejores actuaciones se pueden planificar, pero añade: “Cada cifra de las que se publican a diario nos da una foto parcial. Si hubiera alguna contradictoria, habría que preguntarse si es correcta, pero como van en la misma dirección, todas juntas nos proporcionan una imagen más o menos adecuada de la tendencia”

Los casos

Es probablemente el dato más irreal de los que se publican. Incluso aunque fuera cierto sería, por su propia naturaleza, antiguo: entre que una persona se infecta, comienza a desarrollar síntomas, pide una prueba, se la hacen y tiene resultados, pasa por lo general más de una semana. Pero desde que la transmisión local empezó a crecer, la capacidad de hacer pruebas a todos los sospechosos se redujo, de forma que se realizan solamente a los más graves. Así, los expertos apuntan que la cifra de positivos, 117.710 el viernes, puede ser 10 veces menor que la de los infectados realmente. Un estudio del Imperial College de Londres calculaba que la cantidad de contagiados en España ha podido llegar a los siete millones, si bien los especialistas nacionales ven con escepticismo esta cifra tan elevada.

Las UCI

La distorsión en estos datos es doble. Por un lado, la saturación de las unidades de cuidados intensivos ha provocado que cada vez sean más restrictivas con las personas que admiten. Las guías médicas establecen que se deben priorizar a las que tienen más esperanza de vida. Es algo que siempre se ha hecho así. Los enfermos de Covid-19 que llegan a la UCI requieren respiración artificial, un método muy invasivo y agresivo que no está recomendado para las personas más frágiles. Pero ahora hay ocasiones en el que el colapso no permite ingresar a quienes en otras circunstancias sí lo harían. Por otro lado, la forma de reportar de cada comunidad autónoma es distinta. Mientras que algunas envían el número de pacientes que han pasado por ellas desde el inicio de la crisis, otras reportan una foto diaria con cuántos hay en ese momento, es decir, restan las altas y las muertes. Así, la cifra que cada día da Sanidad es una mezcla heterogénea de ambas.

Las muertes

Aunque a priori debería ser el número más sólido, tampoco representa el total de fallecidos por la enfermedad. El hecho de que no se diagnostique a muchas personas hace que mueran en sus casas o en residencias de ancianos sin ser contados oficialmente como víctimas del coronavirus. De hecho, otra incógnita es saber cuántos mayores han fallecido en estos centros, que probablemente se cuentan por miles.
El Instituto de Salud Carlos III ha publicado en sus últimos informes de Vigilancia de los excesos de mortalidad por todas las causas un aumento de las muertes superior a las que se deben solamente al coronavirus. Como ha explicado a este periódico su directora, Raquel Yotti, esto se puede deber a varias causas, como que los sistemas estén tan colapsados que los enfermos no puedan ser atendidos, o ni siquiera vayan a urgencias, y fallezcan. También a un infradiagnóstico de Covid-19, es decir que esté muriendo gente por culpa del virus que no se esté registrando.

Las pruebas

El Gobierno insiste en que se realizan entre 15.000 y 20.000 pruebas diarias. Pero no está muy claro desde cuándo, ni cuántas se han hecho en total. Tampoco se sabe un dato que otros países sí han publicado: cuántos test han dado positivo y cuántos, negativo. El pasado 22 de marzo, Sanidad anunció que se habían realizado hasta entonces de 355.000 test. Esta misma semana, el ministro, Salvador Illa, ha repetido el número: “Se han hecho como mínimo 355.000 test”. Esto se suma a la confusión generada con las pruebas rápidas. Sanidad lleva dos semanas anunciándolas como inminentes, pero no consta que se estén usando todavía de forma masiva. En resumen: la opinión pública no tiene ni idea de cuántas pruebas se han hecho en España. Y, por sus declaraciones, tampoco está claro que la tenga el propio ministro.

Sanitarios

El número de sanitarios apartados del trabajo por estar infectados o ser casos sospechosos es otra incógnita. De vez en cuando, Sanidad informa del número de trabajadores de la salud que han dado positivo desde que empezó la crisis. La última fue el pasado martes: casi 12.300. Pero nunca se han hecho públicas cifras de los que esperan las pruebas o su resultado. Tampoco de cuántos se han reincorporado al servicio tras superar la enfermedad.

viernes, 3 de abril de 2020

COVID-19 y pacientes con enfermedades reumáticas.



La Sociedad Española de Reumatología formula las siguientes sugerencias a los reumatólogos con respecto al coronavirus COVID-19 y los pacientes con enfermedades reumáticas:
1. Actualmente, no hay datos específicos sobre pacientes con enfermedades reumáticas o que reciben medicamentos inmuno-moduladores. De momento, no existe ningún tratamiento farmacológico que se pueda administrar como medida de profilaxis, ni se conoce claramente cuándo podrá estar disponible una vacuna, aunque existen ensayos clínicos en desarrollo. Por lo tanto, y mientras no haya datos sobre la influencia de este tipo de medicación, los pacientes que toman dichos tratamientos deberían seguir la norma habitual e interrumpir la terapia solo si se producen episodios de infección.
2. Hasta la fecha, no se ha descrito que los pacientes con enfermedades reumáticas que reciben tratamientos biológicos o con fármacos inmunosupresores sean un grupo de riesgo para desarrollar formas más graves de la enfermedad causada por el coronavirus (SARS-Cov-2). Sin embargo, en este estado de incertidumbre, un número importante de médicos cree razonable considerar estos pacientes como “de riesgo” y actuar consecuentemente en caso de que se contagien.
3. Algunos estudios publicados con riesgo alto de sesgos plantean la posibilidad de que varios de los tratamientos que reciben nuestros pacientes tengan cierto efecto protector sobre el desarrollo de la enfermedad (antimaláricos) o su evolución a formas graves (Inhibidores de IL-6 o IL-1, jakinibs, anticalcineurínicos, etc.). Esto es algo que se está investigando activamente en múltiples estudios. Mientras tanto el uso de estos medicamentos solo debe plantearse de acuerdo con las recomendaciones de las autoridades sanitarias y dentro de los protocolos consensuados en los diferentes centros.
4. Teniendo en cuenta que la COVID19 tiene una gran capacidad de transmisión, para minimizar la exposición al virus de los pacientes con enfermedades reumáticas con tratamientos biológicos o inmunosupresores, sería recomendable que estos pacientes sean evaluados, si es posible, mediante consulta no presencial (telefónica, telemedicina, etc.) en aquellas zonas donde se haya establecido la alerta sanitaria y mientras dure la misma.
5. Los pacientes reumáticos, reciban o no tratamientos biológicos o inmunosupresores, DEBEN SEGUIR RIGUROSAMENTE LAS MEDIDAS DE AISLAMIENTO social recomendadas por las autoridades sanitarias españolas, que se pueden consultar en este enlace.
6. Las autoridades sanitarias, a través de los centros de control para la prevención de enfermedades y otras instituciones similares, han destacado la importancia de extremar la higiene de las manos, es decir, lavarse las manos con frecuencia enjabonándolas, al menos durante 20 segundos, así como evitar tocarse boca, nariz y ojos y cubrirse boca y nariz con el codo flexionado o con un pañuelo desechable (que se tire y no se guarde en el bolsillo) al toser o estornudar. También se recomienda evitar el contacto con personas que pudieran estar infectadas, especialmente aquellas que estén tosiendo o estornudando, e incluso evitar el contacto con personas que hayan estado en riesgo, aunque no presenten síntomas. Las formas de transmisión del virus y sus implicaciones han sido revisadas recientemente por la OMS (se puede acceder al documento en este enlace).
7. Todos los profesionales de la salud deben extremar el uso de medidas y equipos de protección individual en función de su grado de exposición al virus. La alta tasa de contagios observada en este colectivo obliga a ser más rigurosos en la implementación de estas medidas, aun siendo conscientes de las frecuentes dificultades para disponer de los equipos necesarios. En cuanto al uso de mascarillas cabe destacar que sólo se ha demostrado que las mascarillas FFP2 y FFP3 (equivalentes a la N95) son eficaces contra el contagio por otros coronavirus (ej. SARS). El uso de mascarillas quirúrgicas se ha generalizado entre los profesionales sanitarios. Se desconoce si pueden tener algún efecto para limitar la expansión de la enfermedad en el entorno sanitario; no obstante, es preciso advertir sobre el riesgo de dar la sensación de falsa protección, por lo que los profesionales en mayor riesgo de contagio no deberán usarlas como sustitución de las FFP2 y 3. Sin embargo, las personas sospechosas de estar infectadas sí deberán utilizar mascarillas para prevenir la trasmisión de la enfermedad.
Para más información, se pueden consultar los documentos facilitados para profesionales en la web del Ministerio de Sanidad.