viernes, 4 de octubre de 2013

El jabón de acero no es más eficaz que el tradicional.

La OCU presenta un estudio que demuestra, en base a una prueba, que el mal olor no desaparece por completo.


“Me lo regalaron hace una semana y estoy encantada con él”. “Aunque al principio yo tampoco me fiaba ni un pelo, acabo de comprobar que realmente funciona”. “Tengo una amiga que me ha comentado que un familiar suyo lo compró en una tienda de decoración y no para de decir que es una maravilla”. Estos son sólo algunos ejemplos de la opinión que tienen los consumidores sobre el jabón de acero inoxidable, que reemplaza al jabón tradicional. Es previsible que algunos ya lo conozcáis, pero para el resto quizás sea el descubrimiento del día. ¿Has tenido la oportunidad de probarlo?
El jabón de acero inoxidable tiene una forma y un tamaño similar a la del jabón de manos normal y corriente. Promete neutralizar o reducir el desagradable y persistente olor que desprenden las manos al manipular alimentos como el pescado u otros con un intenso aroma como la cebolla y el ajo. En teoría, para eliminar los malos olores que quedan impregnados y beneficiarnos de sus propiedades sería suficiente con frotar las manos con la pastilla de jabón y añadir un poco de agua.
Los anuncios publicitarios explican las supuestas virtudes de este trozo de metal con un lenguaje pseudocientífico. Que si libera energía positiva, que si repele electrones de moléculas malolientes y otras promesas que carecen de fundamento. ¿El jabón de acero inoxidable es efectivo? Por lo pronto, no hay una explicación química aceptable sobre su funcionamiento. Cualquier otro elemento de acero, como una cuchara o un tenedor, podría ser utilizado con el mismo fin.
El jabón de acero no tiene un precio de venta excesivo, más bien es asequible para todos los bolsillos. Cuesta algo menos de 5 euros y tiene la ventaja de que perdura de por vida. Entonces ¿vale la pena desembolsar esta cantidad aunque parezca ínfima? La respuesta, en base al estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), es un no rotundo.

Jabón de acero inoxidable vs. jabón líquido tradicional

Para ponerlo a prueba, un grupo de voluntarios accedió a “pringarse” las manos con ajo y pescado. Instantes después, cada uno de ellos se lavó la mano derecha con la “milagrosa pastilla” y la izquierda sólo con agua. Los expertos comprobaron que el olor que emanaba de la mano lavada con jabón de acero olía menos, pero el olor no desaparecía por completo en ninguno de los dos casos. Curioso ¿verdad? No es ni por asomo lo que nos venden los fabricantes, que aseguran que este jabón elimina el olor de forma radical.
La explicación es simple. Frotarse las manos contra algo sólido neutraliza en mayor medida los olores que ponerlas sólo bajo el agua del grifo. Los jabones líquidos serían más eficaces por la sencilla razón de que contienen fragancias que enmascaran el olor con un perfume mucho más aromático y nada repulsivo.
En la citada prueba, que consta de dos partes, se examinó la capacidad del jabón de acero para limpiar los restos de un líquido graso como el aceite. Concluyendo que los jabones de toda la vida eliminaban un 93% del aceite, mientras que el trozo de metal “mágico” se quedó en un mísero 6%. Por tanto, el único motivo que puede existir para usar la pastilla de acero parece ser la alergia a los detergentes. Una vez más se demuestra que los mitos caen por su propio peso y, cómo no, podríamos añadir, por su ineficacia.



Jabón de acero, en el punto de mira | AstroHurricane001

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